
Hoy toca escribir en mi diario ya que últimamente no estoy cumpliendo los plazos que me había marcado para escribir un post nuevo ya que suelo escribir los martes y viernes y la semana pasada me salte algún día.
Estos días ha estado en San Sebastián mi tío Alberto, que es uno de mis mayores seguidores del blog, ya que sin él, y más gente como él, no podría seguir escribiendo mi diario. El lunes comimos con él y con mis primos Eduardo e Ignacio en casa. Para empezar una ensalada, de esas que tanto le gustan a mi tío, de las de su hermana mayor, de segundo teníamos mis hamburguesas preferidas, de pollo y espinacas, y que a ellos les encantaron. Al día siguiente tuvieron golf en Zuasti, cerca de Pamplona, donde mi madre jugaba en casa y aunque dijo que jugó fatal la mayoría de las veces dice que juega super bien. Luego al llegar a Donosti me dijeron si quería cenar con ellos y yo dije que sí. Cenamos en un bar debajo de casa que se llama ñam y no estuvo nada mal. La verdad es que a mi tío Alberto, a pesar de que ahora esté solo con sus hijos, sé que no le dejarán, que le van cuidar muy bien. Se les nota cuando están con él, lo que él se preocupa por sus hijos y sus hijos por él. En la cena estuvimos hablando de golf, de cosas que hay en Madrid a las que quiere ir con mis padres, de música, del buen oído que tengo y de lo bien que escojo la música para cada momento, de la casa que tiene su familia política en Benicassim, y de un sinfín de cosas que surgen mientras se está cenando.
Hoy voy a poner este breve texto ya que el anterior de Ocho días en Bakio fue muy extenso.
Hasta el próximo post.
Las opiniones en los comentarios del post. Y gracias por leerme.
Gracias por llegar al final. Si te ha gustado, comparte 😉