
Aquí en el salón de casa, mientras mi padre se echa a siesta con el ventilador puesto para llevar mejor el calor, me viene a la cabeza una vez en el valle de Aran que hicimos la ruta de los lagos de Colomers, en pleno verano con bastante calor. Yo no había hecho una ruta semejante en mi vida, de ir tan alto por la montaña aunque fuera una ruta de senderismo. Me pareció muy bonita pero como dijo mi padre, y yo le di la razón porque lo creo de verdad, cuando paramos a comer en el refugio del embalse, que por mucho que digan ir a sitios de alta montaña es más bonito ir por hayedos que hacer una ruta viendo lagos, porque a mí me pareció que fue todo igual. Cada lago que pasabas era como en una exposición de fotos, de las que vas en Madrid en Photoespaña, que ves las fotos a toda prisa, y como que te vas cansando de ver tantas fotos. Pues eso mismo me pasó en los lagos. También en este caso, como es costumbre, mi padre se fue por delante, sin decir nada, haciendo fotos. Mi madre y yo nos despistamos, nos fuimos por un par de lagos de más, y menos mal que preguntamos a uno cómo volver a la zona dónde te dejaba el taxi y seguimos sus indicaciones. Menos mal que llegamos, bueno, y también que no montaron el pollo mis padres porque había más gente esperando a los taxis.
Y hasta aquí el post de hoy.
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