Aprovechando que mis padres se han ido a comer a Vitoria-Gasteiz con mis tías y tíos por parte de la familia de mi padre, voy a escribir algo en mi diario. Yo para comer me he comprado un poke que estaba muy bueno aunque me cansa bastante, me repite mucho el sabor así que he dejado una parte para la cena.
Recuerdo que de pequeño estando en casa, cuando ya tenía mi propia tarjeta de débito, creo que te la daban con 16 años, un día me enfadé porque no me apetecía comer lo de casa y me fui al telepizza de al lado de casa y me compré una pizza pequeña.
También me acuerdo de cuando hacían lo del año bisiesto, que ponían pizzas pequeñas a 1 euro, y tuve que hacer una cola larguísima y esperar mogollón. Les pedí dinero a mis padres para comprar pizzas y más tarde vino mi hermano Borja para ver por qué tardaba tanto y para que comprara más pizzas. Así que compré pizzas para todos mis hermanos y mis padres, después de la cola tan larga que me tuve que tragar, o más lenta, hasta había gente que se iba de la cola porque no podía más.
Antes hacía sacrificios por mi familia, ahora al estar solo con mis padres nada, aunque tengo dos hermanos que viven cerca no hago ningún esfuerzo por estar con ellos. Esto ya lo he dicho más de una vez, que según dice mi pisocoterapeuta Frades hay que procesar eso, y yo le digo que tiene razón, no sé si es por lo de siempre, el estar bajo de ánimos, o igual también porque pienso que si salgo con ellos les estoy incordiando. Como aquella vez que vino mi tía Teresa a San Sebastián a comer y yo estaba dando guerra a mis hermanos y como no me sentía cómodo me fui. No sé por qué pero ese día estaba revuelto, creía que estando allí no encajaba, o al menos no sabía cómo desenvolverme y ser uno más. O como el otro día cuando fui con mi hermano Miguel, en el post de Paseos redondos, que volví en bus porque en la ida no había hablado mucho con mi hermano para no meter la pata y no molestarle, aunque igual también era que estaba cansado.
Y hasta aquí el post de hoy.
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