Hoy me he levantado y le he dicho a mi madre: mamá te envidio, con lo sociable que tú eres, me das mucha envidia. Ella me ha contestado: tú me das envidia a mí por tu inteligencia y por la manera de resolver las cosas. Y luego me suelta: si todos quisiéramos lo del prójimo… Y yo le he contestado: sí, tienes razón, porque, como dice mi abuela, no estaríamos conformes con nosotros mismos.
Me he pasado casi todo el día en casa bastante aburrido pero al volver a ver a unos vecinos de toda la vida y preguntarme ellos si seguía haciendo fotos me he llevado una alegría. Yo les he dicho que últimamente poco, pero que llevaba un carrete para revelar… y me dicen: haces bien, porque ahora a la gente con los móviles se le pierden las fotos. Y eso me ha llenado de satisfacción y orgullo, porque cuando tratas bien a los demás… un grano hace un granero, como me advirtió una exjefa, y todavía me sigue doliendo, aunque ella estaba haciendo su trabajo.
A medida que pasa el tiempo me doy cuenta de que hay cosas que te deben hacer madurar.
Por ejemplo, este finde, mis hermanos y yo, lo hemos pasado de 10. Gracias a los hermanos, sus mujeres, tíos, primos, primas, amigos, conocidos, o incluso gente que te encuentras por la calle y no conoces de nada, te sueltan una sonrisa. Como aquella vez que yo salía de trabajar para hacer un encargo y cuando la gente se iba montando en el autobús me fijé en una chica. Yo no paraba de sonreirle y ella se sentó a mi lado y aunque no intercambiamos ni una palabra solo con su gesto agradable ya fue bastante.
Aunque no todo es tan bonito porque hoy creo que se me ha estropeado el amplificador de mi equipo de música, que en parte prefiero y en parte no, además era una cosa que le regaló mi aita a mi aitite (aitite – abuelo y aita – papá en euskera). Por todo esto me voy dando cuenta de que tarde o temprano tendré que irme a un piso compartido, y antes no lo asumía y no lo quería hablar ni en pintura, me ponía super ansioso de miedos y angustia. Ahora soy capaz de hablarlo cada vez más aunque con algo de miedo aún.
Como sé que os gustan mis reflexiones, sobre todo a Ane, la mujer de mi hermano Gabri, por no decir, el más chisposo de los 5 hermanos, hoy publico esta foto de flores cogidas en Bakio, un sitio al que le tengo especial cariño porque ahí es donde empezó parte de lo que hoy disfrutamos los sobrinos y nietos Barturen. Veréis que alguna hoja está que se cae y es que quería retratarla con el paso del tiempo.
Se ve en la flor cómo envejecemos (y maduramos) poco a poco.
Las opiniones en los comentarios del post. Y gracias por leerme.
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