Este finde hemos estado en Madrid con muchos de los primos y primas que viven allí. La idea era celebrar el cumpleaños de mi abuela en la casa que mi tía Bea tiene en las afueras de Madrid. Una casa con terreno y piscina que según mis sobrinas es la casa de mi madre, o sea su abuela. Hemos estado muy bien. El viernes cuando llegamos y nos instalamos me fui directo a la piscina, porque en San Sebastián aunque tengo la playa de Ondarreta cerca le estoy cogiendo paquete, ya que hay mucha gente, y con esto de la covid no me atrevo mucho.
El sábado nos lo pasamos muy bien. Tuvimos barbacoa, hicieron guerra de globos, torres de tres personas en la piscina, que la torre consistía en ponerse mi hermano Gabriel abajo, Miguel en medio y Juan arriba, y nosotros, entre mi cuñada Ane y yo, venga a advertirle a Gabriel, que estaba fatal de la espalda, de todo el peso que conlleva. Luego fuimos a cenar a un sitio que se llama Kiosko dentro del centro comercial Moraleja Green, y estuvimos muy bien pero la comida estaba sin más. A mi me pareció bastante normalito, nada bueno. Está claro que no me van a llevar a un restaurante con estrellas Michelin, pero para ser un bar de comida rápida, o comida como la que se lleva ahora, la comida no era buena. Prefiero, sin ir más lejos, los bares que hay por debajo de mi casa, que ya sé que tenemos fama de comer muy bien en San Sebastián, pero no es lo que me esperaba.
El domingo tuvimos paellada doble, de mi tío Miguel y de mi tío Pepe, y yo, cómo no, soy muy aficioando al arroz negro con alioli de Miguel. No sé de dónde saca las recetas pero creo que es como yo con la música, que siempre las clava, y hace unas cosas buenísimas para comer, y eso que vinieron todos sus hijos, incluidos mis primos Rafa y Diego que están estudiando fuera. Como tenían un bautizo se vinieron a Madrid. Bueno, el domingo lo hemos pasado de 10, con los globos, la piscina, las sobrinas, y mis primas y primos…
Y hasta aquí el post de hoy.
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