
Hoy 27 de julio es mi cumpleaños, y siempre cuentan la anécdota de mi madre yendo a comprar un helado en Bakio y diciendo que se encontraba como una rosa. Yo he sido el cuarto de los cinco hermanos y el último en nacer en Bilbao. Mis padres, en aquella época, el verano lo pasaban en Bakio, en el chalet de la familia de mi abuela materna, un chalet chulísimo que ha acabado en ruinas. Una pena.
Para cuando estéis leyendo esto ya sabréis que he sido tío por cuarta vez, en esta ocasión de mi hermano Miguel y su mujer Teresa. Con estas letras quiero dar mi ongi etorri, que es la bienvenida en euskera, al nuevo miembro de la familia, como si de un partido de baloncesto se tratara. Como Miguel fue entrenador de Teresa sé que se apoyarán el uno al otro para dar lo mejor de los dos a su hijo Mateo, como si todos los días fuera una gran final de baloncesto. Estoy seguro que pondrán toda la carne en el asador para hacer felices a los suyos y los suyos a los demás.
Tú, Teresa tienes unos padres estupendos y unos hermanos magníficos, y tú Miguel que te voy a contar si soy tu hermano, que siempre hemos sido una piña, en los buenos momentos y en los malos. En la familia siempre te hemos apoyado, y acuérdate con el tema de las tecnologías, que sabes que en casa siempre hemos tenido afición, y yo alguna vez te llamaba al teléfono incluso cuando estabas estudiando en clase; con esto quiero decir que paciencia, andas sobrado, para los buenos y para los malos momentos de Mateo.
Un beso a los dos y a Mateo, de su tito mof.
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