
Día 12 de abril, fecha importante para escribir en mi blog. Hoy es el día de la fotografía analógica. Recuerdo a mi super padre todo el día haciendo fotos y teniendo que ir con él a revelar sus fotos a la antigua tienda de mi ciudad llamada Amaiur, y también cuando iba con él al monte mientras mi padre hacía fotos. El culpable de que se me metiese la foto entre ceja y ceja, de hecho, yo soy más friki, en el sentido de que me gustan las cámaras analógicas y tengo un buen arsenal en casa, parte heredadas de familiares ya sean directos, como tíos o también por la parte de mis cuñadas, etc. No sé a quién le gusta más hacer fotos, si a él o a mí.
Según me voy haciendo mayor veo que cada vez entiendo más por qué me atrae tanto este arte, aunque a veces resulte infravalorado. La gente piensa que solo es darle a un botón y ya está, hecha la foto, y no entiende la dedicación que hay que darle, el tiempo para comprender cómo funciona una cámara, también hay que aprender a mirar, a componer, a saber lo que estás encuadrando, lo que te aporta o lo que no. Todas esas cosas que son esenciales para hacer buenas fotos, pues eso.
Me viene a la memoria una vez en el colegio Belén, ahora absorbido por Aldapeta Maria Ikastetxea, que nos llevaron a hacer un concurso de fotos por el Monte Urgull. Nunca gané nada pero me lo pasaba en grande. La única pega es que como era muy nervioso pues disparaba a diestro y siniestro, y no era en digital.
En otra ocasión en el colegio Jesuitas tuve la brillante idea de preguntar a la profesora si podíamos llevar cámaras de fotos a una excursión, que recuerdo que fuimos a Bertiz, y vaya que sí tuvo éxito la petición, ya que todo el mundo llevó cámaras de usar y tirar.
Y hasta aquí el post de hoy.
Feliz día de la fotografía analógica.
Las opiniones en los comentarios del post. Y gracias por leerme.
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