
Voy a escribir en mi diario porque hoy parece ser que no para de llover, como si tuviésemos que sacar el arca de Noé. Como aquel día que salimos a la mar y me mareé en el barco de mi tío Alex, ya que batía un poco el mar, ellos me vieron la cara y nos tuvimos que dar la vuelta. Íbamos mi tío Alex, mi tío Carlos y yo. Aquello parecía una patera ya que era una barca preparada para río, que olía a gasolina, más lo que batía el mar, menos mal que a mis tíos se les ocurrió dar la vuelta porque mi cara blanca lo decía todo.
También recuerdo que, estando en Galicia, se me ocurrió un día ir a hacer fotos a la playa de Leira porque quería hacer unas fotos al anochecer, pero no había ido preparado. A mis padres, al ver que no estaba en casa, se les ocurrió salir en coche a buscarme por la pista que lleva a la siguiente playa de donde veraneábamos, y allí estaba yo con mi trípode y con mi cámara. Cogió mi padre y me dijo: ¿qué haces aquí?, y yo le contesté: haciendo fotos; y me llevó de vuelta al pueblo.
Otra de las que me he escapado fue cuando estaba empeñado en ir a la playa en Caión y ese día no estaba el horno para bollos. Quería ver el mar y mi padre corrió detrás de mí para que volviese a casa. Ese día estaban barajando la posibilidad, entre los hermanos de mi madre que se encontraban en Caión, de ingresar en un hospital a mi abuela Maribel. Al final tuvieron que coger mi madre y mi abuela, al día siguiente, un avión para Madrid desde A Coruña, y resultó que sí estaba bastante grave porque tuvo bajada de potasio.
Y hasta aquí el post de hoy.
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