
Hoy sábado también escribo en mi diario ya que me encuentro con energía para escribir en él.
Me acuerdo de una vez que volviendo de Valença do Minho, en Portugal, a la altura de Vigo, mis padres tuvieron una fuerte discusión a cuenta del mapa, de los de papel, cuando no había todavía GPS en los coches. Yo de lo asustado que estaba, cuando llegamos a Caión, fui a casa de mi abuelo Alberto a contárselo y él, como señor mayor y gran sabio que era, me dijo: que por mucho que discutan no se van a separar, que el amor es así; y me quedé más tranquilo.
También recuerdo que desde esa vez mi hermano Borja, al que le impactó tanto como a mí, antes de salir de viaje con el coche se aprendía las carreteras que había que coger para evitar discusiones.
Cuando era pequeño me acordaba de todos los sitios a los que habíamos ido, aunque hubiera sido solo una vez, o decir, por aquí ya hemos pasado, ahora es por la derecha, y así, pero ahora reconozco que soy más de recordar las anécdotas de los viajes, y voy perdiendo mucho de los itinerarios.
Una vez estando en Bilbao recuerdo que Borja y yo teníamos tiempo de sobra, y quería llevarle al nuevo bar Singular del primo de mi madre, pero dimos vueltas y vueltas sin poder encontrarlo.
Aunque también recuerdo que, habiendo pasado los años dorados, como digo yo, volvimos a Galicia con mis padres después de muchos años sin ir, y un día llevé a mi padre a una galería de arte, a ver una exposición del fotógrafo Bernard Plossu, sin mirar en Google Maps, solo orientándome.
Y hasta aquí el post de hoy.
Las opiniones en los comentarios del post. Y gracias por leerme.
Gracias por llegar al final. Si te ha gustado, comparte 😉