
Hoy vamos hacer un especial vamos hacer una entrevista un pisococlogo llamado Jose Luis Gonzalo fue psicologo en mi colegio y se dedica a los buenos tratos o eso creo yo cuéntanos un poco Jose Luis ¿para ti que son los buenos tratos?
Me dedico a la psicoterapia informada por el trauma y el apego, la mayoría de mis pacientes niños y jóvenes, han sido víctimas de malos tratos físicos y emocionales, abuso sexual, negligencia o abandono emocional. Me baso también en el paradigma de los buenos tratos a la infancia, que incluye una visión global y ecosistémica, es decir, ser un psicólogo activista y promover los buenos tratos en todos los contextos profesionales y sociales. Los buenos tratos a la infancia, paradigma promovido por Jorge Barudy, psiquiatra y Maryorie Dantagnan, psicóloga, con quienes me formé, afirman que los buenos tratos son la garantía de un sano desarrollo infantil. Por ello, en mi labor diaria una de las bases de mi intervención con los niños y sus familias es velar por los buenos tratos.
Aparte de los buenos tratos que últimamente no estamos en una sociedad que cada vez influye mas los malos tratos que si hay que penarlos o como todo es imperdonable, pero para la persona que lo sufre como es mi caso y el de muchos otros con bullying por ejemplo ¿Que es el daño nivel piscológico y mental? a esa persona que le puede ocasionar?
Algo que la sociedad aún no sabe es que los buenos tratos van más allá de una cuestión de llevarse bien y de buen ambiente. Casi todos sabemos que los malos tratos suponen cualquier acción activa que conlleve hacer daño físico o emocional a otro ser humano; pero no todo el mundo considera que los malos tratos también conllevan lo que no hacemos o dejamos de hacer teniendo que hacerlo. Esto se observa claramente con los niños y las niñas: cuando no les hacemos sentir que son amados, cuando no les demostramos afecto a pesar de su conducta negativa, escucharlos, cuando no usamos palabras respetuosas para dirigirnos a ellos, cuando no jugamos con ellos, dejamos de acompañarlos a sus actividades o momentos importantes en la vida, cuando no reímos, cuando no conectamos con sus emociones y les dejamos en el vacío y la indiferencia. Es decir, todo lo que un adulto deja de hacer por un niño/a y que es su deber. Cuando llega a un extremo grave se denomina negligencia afectiva y es una forma de maltrato pasiva grave, pues no estimula el crecimiento neuronal. Como dice el psiquiatra Dan Siegel, si quieres que el cerebro de un niño crezca y se desarrolle sano, alimenta su corazón. Los malos tratos en general tienen potencial para dañar el cerebro de los niños y las niñas, que es sensible y está en desarrollo, pues el estrés que supone es muy tóxico para las neuronas y el sistema nervioso. Una eminencia mundial en esta área, Martin Teicher, profesor de la Universidad de Harvard, afirma sin ningún género de dudas que el maltrato es el factor de riesgo más claramente evitable y relacionado con las patologías mentales que existe. Así que todas las personas debemos de tratarnos bien unas a otras, si queremos parar el ciclo de violencia existente a nivel mundial.
El bullying es también otra de las experiencias de malos tratos que sufren muchos jóvenes. En la base está el no respetar las diferencias. En muchas ocasiones hay un ejercicio del poder (asimétrico: los fuertes contra los débiles) porque una determinada persona es rechazada por sus diferencias y se le agrede o se le aisla. Pero también hay otra forma de maltrato entre iguales consistente en que un líder agresivo quiera eliminar a otro no agresivo y popular, con ascendencia. Me preocupa mucho porque todavía por parte de muchos profesionales escolares se ve como un tema de liderazgo y competencia entre iguales. Y estos no deben ser los valores. No todo es legítimo en la competitividad, hay chicos y chicas que cuando esto sucede la frustración de perder o tener rivales los lleva a agredir o a movilizar al grupo para aislar al rival. A los chicos y las chicas hay que enseñarles valores y reglas de convivencia en el mutuo respeto y cuando esto no se dé hay que ayudar al agresor y proteger a la víctima. Proporcionar ayuda terapéutica a ambos, pero interrumpir y separar a victima y agresor. Hay centros escolares que no quieren reconocer que tienen un tema de bullying en su centro y lo tapan y esto no puede tolerarse porque daña a la víctima. A menudo el mensaje a los padres y la víctima es que no se sabe defender o que él o ella lo puede provocar, o carece de habilidades, o que es un tema de chavales y de quien manda más; cuando en realidad lo que pasa es que un determinado chaval ha caído en manos de otro que le daña. No se debe culpar a la víctima. Porque el bullying está asociado en la literatura psicológica como factor desencadenante de trastornos mentales, en especial de la alimentación. Además, a quien lo padece le hace sentir no válido, no querido, le deja la autoestima por los suelos. Por eso hay que proteger porque si no estamos siendo cómplices de un daño psicológico y cerebral que puede acarrear graves consecuencias, en una etapa de especial vulnerabilidad como la adolescencia, aun más.
Una cosa también es que influye mucho o eso sabréis mejor que nosotros los que os dedicáis a esto es el propio ser de la persona porque cuando por ejemplo en mi caso tu que los sabes bien yo que era muy impulsivo y soy hiperactivo como una persona con un trastorno como puede ser el déficit de atención puede generarle tantos problemas para relacionarse para estarse quieto para participar como compañero sin hacer picias y tonterias ?
Te comprendo bien, padecer hiperactividad y ser incomprendido genera mucho dolor emocional y puede complicar la evolución del trastorno. No se trata de colgar ningún cartel ni etiqueta a una persona. Un chico o chica puede tener este diagnóstico y no se le debe de estigmatizar. Como dice mi amigo el psiquiatra Rafael Benito en relación con los diagnósticos, no mata la bala sino la velocidad, es decir, siguiendo la metáfora, el uso que hagamos de este, no la etiqueta en sí. Por otro lado, la hiperactividad, en cuya aparición hay una clara contribución genética, es uno de los pocos diagnósticos en los cuales al chico o chica se le hace culpable de su trastorno. Como si fuse voluntad suya comportarse adecuadamente, no responder impulsivamente o no poder sostener la atención. Hay que respetar el ser de la persona (como bien dices, Marcos) y tratar a quienes padecen este trastorno con respeto, con aceptación fundamental (acepto a la persona del niño y le ayudo y le enseño con paciencia y perseverancia habilidades para que aprenda a regular sus impulsos y emociones) Aunque el origen del trastorno es principalmente genético, el ambiente (desde los primeros padres que nos cuidan, siguiendo por los profesores del colegio y llegando a los compañeros y amigos) influye mucho en la expresión de los síntomas. Estos pueden atenuarse y modularse mucho con un ambiente comprensivo, firme y respetuoso, y de apoyo. El papel de la farmacología también es crucial pues ayuda y favorece que las neuronas sean más eficientes en su neurotransmisión y que las pautas educativas y las terapias puedan aplicarse y dar mucho mayor fruto. Los niños hiperactivos tienen muchas más probabilidades de ser maltratados por los adultos y de ser rechazados y no integrarse socialmente y llegar al aislamiento y la depresión.
Y por ultimo jose luis gracias por tu tiempo si quieres añadir una cosa mas puedes
Gracias a ti por entrevistarme, por dar espacio en tu web a estos temas tan importantes. Solamente hay que comentar que es tarea de todos y todas, de los profesionales, de las familias, de los profesores, pero también de todas las personas de una comunidad aceptar al chico o chica y apoyarle para que pueda lograr una adaptación social. Hace falta toda una tribu para criar a un niño o niña. Creo que esto resume muy bien el papel que tenemos todos y todas de comprometernos con las causas sociales.
Si queréis saber mas de los buenos tratos aquí su blog click aqui
Las opiniones en los comentarios del post. Y gracias por leerme.
Gracias por llegar al final. Si te ha gustado, comparte 😉